domingo, 18 de abril de 2010

RECORDANDO LA HISTORIA:




CUALES FUERON LOS INDICIOS DE LA AYUDA CHILENA:



• Política Domingo 13.09.2009 La inminente visita a Gran Bretaña Cuáles fueron los indicios de la ayuda chilena Los militares argentinos tenían datos oficiosos; el general Menéndez, crítico Noticias de Política: anterior | siguiente Sábado 24 de octubre de 1998 | Publicado en edición impresa • Del.icio.us Mister-Wong

La intempestiva revelación de Margaret Thatcher acerca de la ayuda que Chile brindó a Gran Bretaña durante la guerra del Atlántico Sur no hizo más que confirmar las fundadas sospechas que siempre tuvo parte de la opinión pública y los datos oficiosos que disponían los militares argentinos. Sin embargo, nunca como lo hizo ahora Margaret Thatcher (una de las protagonistas clave en el transcurso de la guerra de 1982) se había reconocido explícitamente la colaboración que, según la ex primera ministra británica, le proporcionó a su país el gobierno del ex presidente Augusto Pinochet. Esto llevó, incluso, a que en las últimas horas militares retirados chilenos tuviesen que justificar públicamente por qué su país colaboró entonces con el Reino Unido. Para el general (R) Mario Benjamín Menéndez, ex gobernador de las islas durante la recuperación argentina, lo de Chile "fue un doble discurso" y una "actitud reprobable frente a una potencia colonialista que vino a rescatar por la fuerza un territorio que no le pertenece". El militar admitió que siempre existió una generalizada desconfianza hacia los militares chilenos y reconoció que, con indignación, solían escuchar por las radios trasandinas los mensajes que los chilenos pasaban a los británicos en pleno desarrollo del combate. Reconoció que, salvo los regimientos 8 y 25 y la Compañía de Ingenieros 9 con asiento en la Patagonia, el resto de las unidades con asiento en la frontera con el país trasandino no se movieron por desconfianza y que, por ello, fue necesario recurrir a soldados provenientes de climas templados. Informes suministrados por la inteligencia militar dieron cuenta oportunamente de las sospechas que originaban las antenas satelitales que Chile instaló en Santiago, Punta Arenas, Peyehue y la isla de Pascua, así como una cadena de radares que suministraban información sobre las salidas operativas de los cazabombarderos argentinos. Unos días antes del conflicto en el Atlántico Sur, los servicios de informaciones de las Fuerzas Armadas descubrieron de qué manera se entrelazaban los caminos del espionaje chileno-británico (como se informa en el mapa adjunto). Siempre vigilados Las empresas turísticas Exodus Expedition y Encounter Overland habrían formado parte de esa integración, puesto que incrementaron notoriamente el ingreso de ciudadanos británicos en la Argentina. Desde Puerto Iguazú, entraron en el país varios contingentes de turistas bien dotados de equipos fotográficos y radiofónicos de avanzada tecnología. Verificaron que en la provincia de Salta, durante 12 horas diarias, funcionaba una emisora radial clandestina en idioma inglés. Simultáneamente se registró el ingreso en el país de un desusado número de militares cordilleranos. Durante la realización de las maniobras británicas Fire Focus, en las islas Malvinas, se realizaron numerosas reuniones secretas, en propiedades cuyos dueños eran de origen británico, en Tandil, en la provincia de Buenos Aires, y en la provincia de Santa Cruz. El informe militar señala también que, en aquella época, se intensificó notablemente el pasaje de embarcaciones deportivas británicas por Punta Arenas hacia aguas argentinas. Asimismo, se detectaron frecuentes comunicaciones entre la estación de radio de la guarnición Punta Arenas y las islas Malvinas. La inteligencia militar argentina también comprobó que cuatro aviones bombarderos Camberra utilizaron un aeropuerto de Belice, país centroamericano, para ser camuflados con insignias chilenas. Estos aviones operaron en la zona, aparentemente, realizando vuelos de observación sobre el movimiento de la flota argentina en el Atlántico Sur. La Armada siempre tuvo las sospechas de que cada una de las salidas de sus buques de Puerto Belgrano era controlada de cerca por espionaje chileno, cuya información se sumaba a la de los satélites norteamericanos. Un hecho inocultable Pese a todas las sospechas e indicios de colaboracionismo, el único hecho concreto que los chilenos no pudieron esconder, pese a los intensos esfuerzos que hicieron en ese sentido, fue la caída de un helicóptero Sea King. La aeronave, que pertenecía a la corona británica, cayó a 18 kilómetros al sur de Punta Arenas, en la zona de Aguas Frescas, donde fueron encontrados los restos totalmente calcinados de la aeronave. El episodio, nunca debidamente aclarado, se produjo el 19 de mayo de 1982, en pleno desarrollo del conflicto bélico. Sus tripulantes no aparecieron jamás. Tampoco dejaron rastro alguno. Según se dijo entonces, el helicóptero estaba tripulado por comandos ingleses que tenían como misión destruir los aviones Super Etendard de la Armada argentina, cuya base estaba ubicada en Puerto San Julián. Francisco J. Papini Notas relacionadas Reconocen el apoyo chileno Santiago recibió baldes de agua fría desde Londres Los dichos de Thatcher no sorprendieron en Washington •